Quizás ya no haga falta decirlo.
Baste solo con que este
Que lata siempre con la misma fuerza
con la que un dia nos ibamos a comer el mundo.
Y de verdad deseo, y me es capital
que tú sigas latiendo.
Solo me duele, que nunca haya
ni siquiera acercado al centro
de tu existir
Y es que los fantasmas aún son peligrosos
y hacen que siga teniendo miedo
a los domingos sin ti.